lunes, 29 de agosto de 2011




Y sueño, sueño con llegar alto. Muy alto. Y que mi destino sea el cielo. Ver la luna, y dar la vuelta. Viajar hasta el sol y que me de los buenos días con una sonrisa, y después aparecer en mi cama, contigo a mi lado, con una sonrisa y quizás un "buenos días princesa" de esos que solo tú sabes decir. Coger las maletas e irnos a cualquier lado. O sin maletas. Abrir nuestras alas y volar a cualquier lado. Nos podemos inspirar en Toy Story y elegir un "hasta el infinito y más allá" y si las cosas van mal, recordar el mítico " que después de las nubes, el cielo siempre es azul". Vamos, solos tú y yo. Muy take it easy. A lo american life, de película. Y un beso de esos de Hollywood delante del Kodak Theatre antes de que Penélope Cruz recoja su Óscar a la mejor actriz de reparto. Y morirnos de alegría en la playa de Saint Tropez con el Club 55 al lado mientras Bono se toma algo justo a nuestra izquierda. Y viajar en el tiempo hasta los años 80 para pisar ese mítico Studio 54, o quizás ver a Madonna en su época de máximo apogeo. Y cuando nos cansemos, podemos parar en cualquier acantilado irlandés a ver el mar pasar, que son muy bonitos, y allí sí que se puede descansar. Y si nos faltan vidas para hacer todo lo que queremos, siempre podemos comprar un ticket para coger otra más.