martes, 6 de septiembre de 2011

No vuelvas a mi aunque te quiero, no vuelvas a mi aunque te extraño, te necesito aquí pero tu amor ya no es para mi



Las despedidas son raras e inesperadas, pueden llegar a cambiar todo en un abrir y cerrar de ojos. Sin darnos cuenta pasan miles de cosas por nuestras cabezas, pensamos si esa despedida va a ser para siempre, o si es solo un “hasta luego”. Aunque duela hay que tratar de decir con un abrazo y un pequeño beso “te veré pronto”. 
Nunca dejemos que una despedida diga un “ya no puedo tenerte, no te veré más”, nunca dejemos que se tire a la basura lo que alguna vez fue compartido, el tiempo vivido no está para ser descartado y olvidado, porque siempre una despedida aunque intentemos borrarla deja algo en nuestros corazones, algo que no se va en un avión ni en helicóptero, algo que no se lo llevara ni el viento ni la brisa, es algo que quedara guardado muy dentro nuestro, algo que compartiremos juntos; es un recuerdo que dirá que te tengo conmigo, que no te perdí, y que al fin y al cabo tarde o temprano, no podrá morir jamás lo más lejos que te encuentres o lo más cerca que te tenga.

Buena suerte, de verdad, que tengas todo lo que no te supe dar.