Aprendí que con la misma severidad con la que juzgo, también voy a ser juzgada y en algún momento condenada. Aprendí que no importa en cuantos pedazos mi corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregle. Aprendí que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, tengo que cultivar mi propio jardín y decorar mi alma, en vez de esperar que alguien me traiga flores. Entonces y solo entonces voy a saber realmente lo que puedo soportar; que soy fuerte y que voy a poder ir mucho más lejos de lo que pensé cuando creía que no se podía mas.