domingo, 23 de octubre de 2011

Dale alegría a mi corazón, es lo único que te pido al menos hoy

De repente me doy cuenta de que soy más fuerte de lo que creía, de que a veces dramatizo mucho las cosas, exagero. Me dí cuenta de que no significás para mí ni la mitad de lo que pensaba. Por primera vez me siento capaz de seguir a delante y de dejarte atrás como otro de los tantos recuerdos que tengo. Y te voy a recordar con una sonrisa, a pesar de todas las veces que lloré, porque para mí no fue un error, para mi sí valió la pena. También tengo que admitir que me saca una sonrisa saber que (por fin) se está terminando esto que en realidad nunca empezó.
             


            Ojala te carcoma la idea de que nunca fui tuya y nunca te perdí



Llegas vos, como la primera nevada y te presentas en mi vida sin avisar, sin llamar a la puerta. Me das un beso, puede que dos y ya me gustas. Me agarras de la mano, me susurras un par de tonterías y ya te quiero. Dices que me amas, y sin comerlo ni beberlo también siento yo lo mismo.