miércoles, 25 de enero de 2012

Siempre la costumbre va a matar al placer

Y a él se le ocurrió pronunciar esa frase tan famosa y estúpida que le viene a uno a la cabeza a veces y dijo:
- Te quiero.
Y entonces ella dijo otra de esas estupideces que se dicen en los raros momentos de nuestras vidas, cuando parecen mágicos, únicos e importantes, y no tememos que el cielo se desplome sobre nuestras cabezas ni que la tierra se abra bajo nuestros pies, porque moriríamos felices, entonces ella concluyó: 
+ Para toda la vida.
Y de repente ocurre. Comienzas a recordar cada mañana a su lado, cada tarde acostados en la playa, cada noche hablando por teléfono, cada mirada tonta, cada abrazo significativo, cada beso con el que podías tocar el cielo. Y te das cuenta, de que todo ha terminado, de que, de alguna manera u otra, ya nada volverá a ser igual. Pero no lo echas de menos, no. Lo único que te hace sentir extraña es la simple razón de que siempre te va a faltar algo, por que lo que él te daba, nadie más te lo volverá a dar; por que lo que un día sentiste, ya no lo volverás a sentir nunca más. Puede que sea miedo también, miedo de no volver a ser tan feliz, ni de tener la sensación de vivir en un mundo aparte junto a él; solos, los dos.