miércoles, 9 de enero de 2013

Ni el sol deslumbra mas que su sonrisa

Tengo las manos heladas, y nuestra taza de café ya no es la misma si la sirvo solo para mi. Ahora llueve, cada gota de lluvia calma lo que llevo dentro. Han pasado ya algunos hojas de calendario y varios amaneceres en los cuales ya no te siento. Pero ahora mismo, tumbada en mi cama y viendo la luna, se que los dos miramos el mismo cielo, la misma luna y nos viene los mismos recuerdos a la cabeza. No te estoy pidiendo que vuelvas, solo quiero que sepas que no me acostumbro a la rutina de estar sin ti.

No queríamos dormir, nos queríamos comer a besos, no queríamos dejar de cometer ni un solo exceso, nos venía a saludar en el balcón la luna llena, nos bastaba con dejar morir la pena...

Cuéntame lo que se te pasa por la cabeza, qué sientes cuando oyes mi nombre, si recuerdas el día que me viste por primera vez. Dime si algún día desde que lo dejamos pensaste en mí. Si alguna noche me colé en tus sueños, si de vez en cuando recuerdas mi forma de besar, si algún día saliste a la calle con ganas de verme, si esperaste impaciente a que te mandara algún mensaje. Pregúntate cómo sería tu vida conmigo… pregúntatelo. Y si tu vida sigue igual, no hace falta que intentes hacer nada, pero por favor, si de repente descubres que quizás serías un poco más feliz conmigo, vuelve. Vuelve a mi lado. Porque a pesar de todo te estoy esperando.