- Nunca me dices cosas buenas. Solo sabes decir lo imbécil que puedo llegar a ser.
- No eres solo un imbécil con ojos bonitos, no. Tienes muchísimas virtudes que no te voy a decir.
- Pero, ¿por qué?
- Pues porque... Porque supongo que me puede el orgullo. No sabes lo difícil que se me hace decirte estas cosas.
- Dime aunque solo sea una.
- No eres solo un imbécil con ojos bonitos, no. Tienes muchísimas virtudes que no te voy a decir.
- Pero, ¿por qué?
- Pues porque... Porque supongo que me puede el orgullo. No sabes lo difícil que se me hace decirte estas cosas.
- Dime aunque solo sea una.
- Haces sentir grande hasta el ser más diminuto.
“Y de repente ocurre, algo se acciona y en ese momento sabes que las cosas van a cambiar pero ya han cambiado. Y de repente te das cuenta de que todo ha terminado, de verdad. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes. Y justo entonces intentas recordar cuando empezó todo... te das cuenta que empezó mucho antes de lo que pensabas, mucho antes. Y es ahí, justo en ese momento, cuando te das cuenta que las cosas ocurren solo una vez en la vida y que por mucho que te esfuerces ya nunca volverás a sentir lo mismo.
Ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo.”